¡Oh, mi Señor! Ya vengo a ti E imploro humilde compasión; Ver el pecado en mi morir Es mi ardiente petición. ¡Oh, ten piedad de mí, Señor, Y lávame de mi maldad! ¡Oh, sáname! Y pon en mí Un corazón libre de mal. Mi senda al fin llegué a mirar, Cieno en ella abundó; Todo lo vil hoy quede atrás Y dame un nuevo corazón. La fuente vil quiero cegar, De todo mal guardar mi ser; Aún vigilando surge el mal: Impuro soy, ¡oh, sáname! Dichoso aquel que en santidad Guardado ve su corazón; También a mí me limpiarás Y gozaré tal bendición. Henchida entonces mi visión De meridiana claridad, Reflejará el corazón Destellos puros de tu faz. -----Matička Kristova, Kráľovná neba في السهول والجبال Шекина Гьоркем Sheksiz alǵys Saǵan, Táńirim Credo ai miracoli أنا أنا أنا للرب كل مخاوف Ne Yıkar Günahımı? Блудница Que Jesús nos llene
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