El más sublime Infante del Alba Viene a las sombras de nuestro dolor; Brilla radiante su estrella guiando Nuestras pisadas al Rey Salvador. Fuera, el rocío se irisa cual perlas, Dentro, un Niñito dormido se ve; Ángeles miran el plácido sueño De quien los orbes proclaman por Rey. Unos pastores humildes le adoran, Sienten su pecho gozoso latir; Oro e incienso y mirra en ofrenda Vendrán los magos después a rendir. Así al mirarte en el mismo establo, ¿Quién no quisiera poner a tus pies Suaves aromas y otros preciados, Perlas buscadas, tan dignas de un rey? Mas tú creyente, aquel que te ama, Sabe la ofrenda preciada por ti: Viene a tus plantas, Señor, y te adora, Su misma vida te quiere rendir. -----Дудакларъм Сана ЬОвгю Сунар ạ̉myn tʿạl yạ rby ạlmbạrk Ishlatgin meni Rab Эллар улуглар Haleloia, Midera, Asandrato yạ ạbw ạlạnwạr Abadiy qoldirmayman Injili Sharifni Бъракмазсън Çətindir dünyada Allahsız yaşamaq kẖdẖny̱ bqrb qlbk fạʿbdk
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