Llévanos con tierno amor
Por la senda terrenal
Hasta tu aprisco eternal.
Guíanos, ¡oh, Buen Pastor!
Ruja luego tempestad;
En tu seno está la paz.
Nos prometes defender;
Tierna es tu solicitud
Por librarnos de inquietud.
Desatado por Satán,
Cobijados en tu amor
No nos mueve su furor.
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